El pensador chino Confucio (551-479 a. C.) dijo: “El hombre noble es parco en el hablar, pero dinámico en el obrar”.
Las palabras son muy relativas. Lo que importa es la acción bien hecha.
El blablablá no consigue nada y es estéril. El obrar honrada y responsablemente es lo que es valioso.
Seamos parcos en palabras y acertados en el obrar.
Empleemos las palabras necesarias, pero seamos dinámicos y eficaces en el actuar.
Palabras, sí, pero sobre todo acción bien hecha y eficaz.
Si las palabras abundan más que las acciones, somos personas vacías y sin consistencia ética.
Si nuestras palabras superan nuestras acciones, caemos en el desprestigio moral y no somos útiles a la sociedad.
Equilibremos el hablar con el obrar y que abunde sobre todo el actuar honrado y coherente.
Artículo 463 de la columna “Punto ético” publicado en el diario Última Hora del día 7 de enero de 2021, jueves, pág. 30.