Después de la eucaristía, se ha podido venerar la reliquia del brazo del Santo, conservada el resto del año a la Sala Capitular Barroca del Museo de la Catedral. Han asistido autoridades municipales, insulares y autonómicas.
La reliquia de san Sebastián llegó a la isla de la mano del arcediano de la ciudad de Rodes, Manuel Surianesgui, quien, huyendo de los ataques de los turcos, se llevó la reliquia con él en su salida hacia la península Ibérica. Durante este viaje recaló en Mallorca, en un momento en el cual la isla se encontraba asolada por una epidemia de peste y justo hacía meses que los hermanados habían capitulado ante las tropas del virrey Gurrea.
Cuando después de unos días de escala en Mallorca Surianesgui decidió partir, un temporal lo impidió y fue cuando se resolvió a dejar la reliquia del brazo de san Sebastián en la Catedral, como consta en acta —en poder del notario Antoni Carles y conservada al Archivo del Reino de Mallorca— firmada el 3 de septiembre de 1523 entre el dicho arcediano, el Cabildo de la Catedral y los jurados de Ciutat.