La Catedral vivió en la noche del Sábado Santo al Domingo la Vigilia Pasqual, en conmemoración de la noche santa en la cual el Señor resucitó. La entrada en la Catedral del Obispo, Mons. Sebastià Taltavull, y el clero de la Seu con el cirio pascual encendido y las candelas llevadas por los feligreses iluminando la nave simbolizaron el paso de las tinieblas a la luz.
La vigilia pascual es la parte final del Triduo Pascual. En ella, el obispo Sebastià Taltavull bendice el fuego nuevo y el agua. Del rescoldo del fuego se enciende el cirio pascual, símbolo de Cristo resucitado y que quedará encendido los cincuenta días de Pascua hasta el Domingo de Pentecostés.
La bendición del agua bautismal, que fue aspergida sobre los fieles después de haber renovado las promesas bautismales, es un signo de purificación, renovación espiritual y compromiso cristiano.
La ceremonia también incluyó la liturgia de la Palabra, con la proclamación de los relatos del Antiguo Testamento que hacen alusión en el plan salvífico de Dios, intercalados con salmos y cánticos, seguidos de oraciones conclusivas.
Con el cántico de Gloria y después del Aleluya se proclamó el santo Evangelio según san Lucas que recuerda la resurrección de Cristo.